miércoles, 22 de noviembre de 2017

Las tres bogas (segunda parte) o el toque de queda

Ya en acera firme, 
con el semáforo peatonal en rojo y los galéricos pajarillos por fin silenciados, 
ella pregunta al invidente si desea cruzar.
"Ah, entonces, ¿ya se puede pasar?", contesta.
"Sí, en breve se abrirá el semáforo, yo le acompaño".
"Pero, no se desvíe de su camino por mí", exclamó.
"No se preocupe, voy en esa misma dirección".
"Es que", prosiguió el señor, "este cruce es malísimo, el disco peatonal se abre a la vez en varios puntos de la rotonda y, claro, por más que uno se esfuerce en buscar de qué lado proviene el sonido para poder cruzar, es imposible".
"No me extraña, esto aturde a cualquiera", añado.
"Es más", prosigue, "le diré que puse una reclamación en el Ayuntamiento y no ha servido de nada, eso sí me pidieron una de datos...".
"Una curiosidad", inquiero, "¿es cierto que el audio de los semáforos deja de funcionar a las diez de la noche, o es una leyenda urbana?"
"Sí, sabe qué pasa, los ciegos no salimos de noche, no lo necesitamos, puesto que ya vivimos en el reino de la noche, así que total, a las diez ya estamos en casita todos metidos", se explaya con ironía.
"Entonces, hay que elegir entre el toque de queda o salir a la jungla y jugársela, me parece terrible", replico.
"Sí, así es", sentencia.





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