jueves, 20 de agosto de 2015

Funcional

La vida sigue y el pequeño, pesado y despeluchado Teddy
hace tiempo
que ha pasado a la reserva.
En la casa solo quedan adultos
y no existe ni si quiera un extinto cuarto de juegos...
Él presencia lo que ocurre a su alrededor
entre algodones, desde su ubicación en lo alto de la cama
del cuarto de las visitas,
perfectamente conjuntado.
En los días de mucho viento, hace las veces de tope para puertas.
En concreto de la del dormitorio. Cuando está cerrada,
la corriente hace que la madera retumbe sin cesar,
y Teddy es el único
que, a su manera infantil,
sabe hacerla callar.



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