miércoles, 19 de noviembre de 2014

In memoriam

Con los pies en la tierra
pero sobre una silla de ruedas.
    Con su voz de niña
    quebrada tras 94 añicos
         Con su mente cabal 
         sepultada en un cuerpo que -hace ya- que no le servía.
             Con sus pensamientos puestos -hace ya- en el más allá
             -donde todos sus seres queridos la esperan-.
Ha muerto en una cama de hospital
sola.
Sin molestar.
Se ha ido en silencio
de la mano de la última visita
que le hizo 
un resfriado.
Deja una plaza libre en la recóndita residencia
que ocupaba -tan lejos de su mundo-
y de la que ahora  -al fin- se libera.
Y en ese mundo lejano quedan dos hijos, y nietos, y biznietos
y sobrino-nietos: los primeros, criados con desvelo y todos los que fueron llegando, también...
Sí. Ahí quedan. Ahí queda.
             Descansa en paz tita I.
 

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