miércoles, 3 de septiembre de 2014

Infancia

Al pasar por una zona verde, el calor asfixiante
pone "ante mis narices" un aroma inconfundible a césped
de piscina,
     de la piscina aquella tan familiar a la que íbamos a bañarnos
     cada verano de nuestra infancia
     -hasta los treinta años-.
Sí, tanto duró nuestra infancia* para esta prebenda. Un carné
con foto -que cambiaba año tras año-, determinaba que
hasta esa edad seguíamos teniendo pase, siendo "niños", hijos de empleados,
con pase a las inolvidables instalaciones
del glorioso y extinto Club Banesto.
Días memorables de tartera con ensalada campera,
de interminables baños, de partidos, de lecturas, de confidencias al sol
siempre en la piscina de abajo**...
 
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*Infancia. Ana María Matute decía sabiamente que la infancia es la etapa más larga de la existencia, que incluso va más allá que nuestra propia vida...
**Piscina de abajo. En las instalaciones había dos piscinas la de abajo y la de arriba. Nosotros siempre nos poníamos en la piscina de abajo. 

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