Cuando llegué aquí
-para sentirme como en casa-
colgué en el recibidor
el cartel de pizarra "hier wohnt... " (aquí vive)
y puse con tiza mi nombre sobre los puntos suspensivos...
Cuando llegué aquí
-para sentirme como en casa-
dejé sobre el suelo del salón la piedra* -en forma de león-
que solo habla a regañadientes cuando le doy
algún empujoncito con el pie -sin darme cuenta-.
Cuando llegué aquí
-para sentirme como en casa-
repartí mis cuatro propiedades por el perímetro del estudio:
las sillas, la alfombra de lana naranja hecha a mano,
unos libros y el ordenador.
Y en la cocina, colgué el soplillo de esparto,
un mini delantal de ganchillo hecho por mi abuela paterna para poner cerillas...
Y sobre la mesilla, un libro miniatura de oraciones
y un enome reloj de pulsera
que me dice la hora en su lengua fosforescente
cada vez que a media noche
despierto de alguna pesadilla...
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*Curiosa piedra hallada hace años en la Ciudad Encantada de Cuenca
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