lunes, 23 de septiembre de 2013

Razones oxigenadas

(¿Qué hay que hacer para...?
¿Para qué?
¿Qué hay que hacer? ¡Para!
Paro. Ya paro.)
      
        * * *


Unas briznas de aire fresco
me llaman
desde el parque -por cuya orilla pretendía pasar de largo-.
Las briznas se me enroscan
-de arriba abajo-
Así que vuelvo atrás
solo para respirarlas.
solo para parar un rato.
Se hacen un hueco entre mis pulmones
y ofrecen solo mil y una oxigenadas razones 
a mi cerebro,
que desiste entonces de pensar y repensar,
de saltar de un problema a otro.
¿Realmente todo lo que hago tiene que servir para algo?
Incluso respirar aire puro
-sin más- en un emblemático parque
lo he rentabilizado escribiendo estos párrafos
Descanso en paz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario