viernes, 28 de junio de 2013

Desmontaje

Mi abuela dice que ya nadie va a visitarla.
Dice qué como va a ir alguien si la chica que la cuida no compra chorizo
ni nada, pues cómo va a ir nadie. Ni si quiera hay un mal rosco de vino o magdalenas 
que ofrecer.
Dice que todos saben que ya no compra nada y por eso no van.

Todos los recuerdos, incluidos los de aquellos días felices

en los que nos reuníamos todos en torno a su mesa,
se van arrancando de su mente como las hojas de un longevo calendario,
Tras sus dos pesados cortinajes -ahora llenos de telarañas-
hay un "backstage" que se va desmontando cada día. 
Sin prisas, sin pausas.

Mi abuela dice que no deja de entrar  y salir gente
de su casa por las noches.
Lo sabe por los ruidos que oye. Son hombre que entran, se llevan sus cosas
y luego dejan otros muebles. 
Por eso dice que su casa ya no es su casa. 

"Ayer estuve en el casino" -dice-. "Ayer salí". 
Y es verdad que salió. Pasó toda la tarde 
cómodamente sentada en una silla frente a la puerta de su casa.   

Y a menudo se pregunta por qué 
no viene a verla su hijo mayor -el favorito-.
"¡Claro como va a venir si aquí ya no compramos chorizo,
si ya no se cocina como antes!"



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