Una felicidad -concreta-, del pasado
acude
cruzando los puentes tendidos por obstinados sueños
para reivindicar su vigencia
en un presente ajeno...
Pero a la inversa, cada vez que soy yo quien la rescata,
-con recuerdos que hablan de cómo ella en un tiempo brilló-,
supone un alto precio a pagar "al contado":
ella pierde su valor
y yo buena parte del mío...
...Y esto es un lujo que no me puedo
permitir...
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