miércoles, 14 de noviembre de 2012

Hojarasca

Ahora nos sorprende
la espesa e incómoda hojarasca
caída lentamente de unos árboles,
que, -no hace tanto-, plantábamos juntos
con orgullo.

Recuerdo el empeño en que fuesen árboles de hoja caduca,
aunque pronto dejó de ser divertido ver las hojas secas
caer y amontonarse,
jugando solo a dar vueltas a un anodino corro de la patata...
...Y luego esa multitud de crujidos
aun con el más leve paso.

Pero esa materia -ahora muerta-
llevaba tiempo así en el árbol.
Solo que, entre tanto, había dado un pequeño y -precioso- fruto.

Hasta que no vino un viento
brusco, -desairado-,
que precipitó la caída del fruto y las hojas antes de tiempo,
no quisimos ver que ese ciclo, -el nuestro-,
había acabado.


 

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