viernes, 23 de noviembre de 2012

Abrigo de época

De pronto, al entrar en la aireada estancia,
un familiar y penetrante aroma a humedad, asociado a una fuerte luz natural,
me transporta envuelta en un abrigo de época,
al tiempo en que era niña...

Ese "perfume"
permanecía envasado en el peculiar frasco
de los días de colonias de verano
que pasaba con mi hermana en el Norte,
allá en el "mítico" Cóbreces...

Huele a las frías estancias de la Abadía donde nos hospedábamos,
llenas de la especial claridad
que lograba atravesar el claustro.
Y huele al comedor, de gigantescos ventanales abiertos
de par en par
frente al establo,
desde donde veíamos, olíamos y escuchábamos sin cesar a las vacas
ya con el primer bocado de la mañana...


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