Adulto.
Una tez castigada por el sol
y la ausencia de dentadura
marcan su aspecto, prematuramente ancianizado.
Sobre la cabeza
un modesto sombrero de paja,
como publicitando los que lleva, apilados,
en una de sus manos.
Entre bulliciosos comensales
recorre en silencio
-sin ser visto-
uno tras otro, los bares de pescaíto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario