A última hora de la tarde
doy un paseo expreso por esas callejuelas de culto
que aguardan tras la cortina de aristas
de la Plaza de la Villa.
Me gusta asistir en primera fila a la lenta carrera
de relevos de luces;
Las crepusculares
hablan siempre un poquito
con los vistosos faroles -recién prendidos-
antes de pasar el testigo
para -seguidamente- alejarse horizonte adentro...
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