En la estrecha callejuela
retumban los menesterosos jingles del afilador.
Y a este lado de la ventana,
servidora, a vueltas con un poema
-o dos-
a los que no consigo dar forma.
Estoy por bajar mis engranajes y herramientas tod@as
-forjador@s de poesía-
y pedirle que los afile.
O que me diga al menos
cuando pasa el afinador de poemas.
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