Mi corazón:
feliz,
mucho, tanto...
Mis ojos se van colmando de olivares
recolectados
ávidamente al pasar
por los campos de Andalucía
desde la ventana
del autobús que me lleva...
Y mi alma,
¡ay de mi alma!,
tan liviana y repleta de dicha...
Ahora
sentía
que ella pesaba tanto como nada en mí:
crezco, crezco, crezco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario