viernes, 18 de noviembre de 2011

El porqué

Mientras pongo mis frías manos alrededor de una taza de té, caigo en la cuenta de que omití explicar en la primera entrada de este blog la razón por la cual había decidido llamarlo Mi patria chica, superhadablospot.
Siempre me ha fascinado descubrir términos que atesoren ambivalencias semánticas. Especialmente aquellos que las revelan solo cuando van seguidos de escogidas compañías, porque me desplazo de inmediato a la abstracción contradictoria que sugieren para desentrañarla. Hablaré de un ejemplo, y no de uno cualquiera.
Estamos acostumbrados a ver el adjetivo "estimado" en sus dos acepciones, por separado; esto es, en el sentido de "apreciado" (estimado cliente) y en el sentido de "calculado, aproximado" (tiempo de demora estimado).  La acepción es, por tanto unívoca, nadie cree que "estimado cliente" se refiera a "calculado cliente", del mismo modo que no se nos ocurre pensar que el tiempo de demora "estimado" sea "apreciado, considerado".
Pero, ¿qué ocurriría si nos hallásemos, como yo aquél día, con el alma encogida, sentados en una sala de espera de un hospital de Oncología esperando a ser llamados,  y escuchásemos, uno tras otro, decenas de nombres y apellidos por megafonía, hasta que de pronto dijeran: "Felicidad Estimada"?... Pues para mí supuso un choque frontal tremendo  entre emociones y pensamientos. Porque al converger en una sola las dos acepciones de "estimada", mis sentimientos se aferraban a lo apreciada y valorada que era la felicidad que tenía; pero mi mente se puso a considerar solo lo efímero: calcular cuánta de esa felicidad que yo tenía, me quedaba...
Ha pasado mucho tiempo y muchas cosas. Pero entre los diversos "antes" y algún que otro "después", felicidad estimada marcó uno de ellos... Volviendo al porqué del título del blog Mi patria chica, lo escogí porque sonaba, por un lado, a país, a reducto de aquellos lugares comunes que llevamos dentro cuando salimos fuera, y al mismo tiempo, era el lema perfecto de una patria femenina, emocionante, la mía propia, porque en definitiva chica soy y, como tal, siento.
De otra parte  me gustaba que la palabra superada sonara a desbordamiento emocional o vital, y que, a la vez, su espídica forma escrita indicara, nuevamente, algo tan distinto gracias a la varita mágica de la "h", que con un solo y estirado toque había llegado a convertir a esa persona superada, nada menos que en una flamante superhada... Safe Creative #1208032064109

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